#05Junio | Agroecología y vidas sin violencia para defender el ambiente
La práctica agroecológica en el país, liderada por mujeres involucradas en la agricultura familiar, contribuye cada día a restaurar la tierra y de esa forma a recuperar ecosistemas que hacen posible la vida en nuestro planeta.
En el Día Internacional del Ambiente, el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán destacó este aporte crucial de las mujeres rurales que impulsan una producción agrícola sostenible en sus territorios, recuperando las semillas nativas y la fertilidad de los suelos, factores claves para la biodiversidad necesaria de cara a la seguridad y soberanía alimentaria, permanentemente amenazadas en nuestro país.
Junto con el desarrollo de buenas prácticas agrícolas que constituyen una alternativa frente a la agricultura a gran escala que degrada los suelos, contamina el ambiente y daña la salud humana, la institución feminista colocó como una condición de un ambiente sostenible, el derecho de las mujeres a vivir libres de toda forma de violencia.
“El actual sistema económico explota la naturaleza y oprime a las mujeres, dos situaciones intolerables que atentan contra los derechos humanos y los derechos ambientales”, sostuvo Elena Villanueva, del Programa de Desarrollo Rural del Centro Flora Tristán.
La especialista indicó que existen diversas experiencias sostenibles que dan cuenta de que el empoderamiento de las mujeres rurales y su conciencia de género contribuyen a generar procesos que regeneran los ecosistemas, por un lado, y, por el otro, afirman la ruta de su ciudadanía para la toma de decisiones en los ámbitos familiar, comunal y productivo.
Se refirió a las 100 lideresas agroecológicas de seis distritos de Quispicanchi (Cusco), donde ellas han formado a 2,500 mujeres y hombres de sus comunidades en la práctica agroecológica y se han desarrollado más de 400 huertos familiares productivos con ese enfoque, ampliando la frontera agrícola sostenible en dicha provincia cusqueña.
“Nuestro ambiente tendrá futuro en la medida que sumemos iniciativas de este tipo que permite la restauración de ecosistemas y una relación equilibrada con la naturaleza en la práctica agrícola, regenerando los suelos de manera permanente, recuperando las fuentes hídricas en base a técnicas y conocimientos ancestrales, produciendo y conservando semillas para la biodiversidad”, remarcó.
De esta forma –agregó- se fortalece una respuesta comunitaria con enfoque de género frente al cambio climático que aporta directamente al derecho a un ambiente saludable que garantiza medios de vida a la población y se compromete con prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
A través del Programa de Desarrollo Rural, el Centro Flora Tristán acompañó durante seis años procesos de empoderamiento y ejercicio de derechos de mujeres rurales en los distritos de Andahuaylillas, Cusipata, Huaro, Oropesa y Quiquijana. Y en el periodo 2023-2024 lo hará en la provincia de Calca a través de un proyecto apoyado también por la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y la institución Mugen Gainetik.