Productoras rurales de Cusco demandan acción frente al clima para prevenir incendios forestales
Mujeres productoras agroecológicas de Cusco se pronunciaron frente a los incendios forestales que están afectando más de veinte regiones en el Perú y demandaron una acción rápida frente al desastre por parte de las autoridades, así como medidas de prevención sostenibles en el tiempo.
Dirigentas de la Asociación Provincial de Productoras Ecológicas de Quispicanchi, APPEQ, señalaron la responsabilidad del Estado en las pérdidas ocasionadas en las más de tres semanas de incendios en diferentes zonas del país, incluyendo Cusco. Y cuestionaron la falta de liderazgo de la presidencia de la República pese a la magnitud de los daños.
Tras la fuerte presión y demanda social y ciudadana, el gobierno declaró el estado de emergencia en las regiones de Amazonas, San Martín y Ucayali, pese a que muchas otras enfrentan también enormes dificultades para acabar con los incendios debido a falta de recursos y a factores climáticos.
A la fecha se han producido en Cusco 277 incendios desde inicios de este año, sobre todo en las áreas de selva, los que ya se han venido controlando según informó la Oficina Regional de Gestión del Riesgo de Desastres y Seguridad (ORGRDS), que también indicó que entre los daños se tiene una persona fallecida, doce heridas y cerca de once mil hectáreas destruidas de cobertura natural.
En el trabajo de contención y extinción de los incendios han participado brigadas capacitadas por la ORGRDS con la participación comprometida de las comunidades campesinas.
“Es importante deslindar responsabilidades frente a lo que está ocurriendo en Cusco y en otras regiones del país, pues se pretende invisibilizar las que corresponden a las autoridades del Estado enfocándolas en la población y familias campesinas”, sostuvo Katherine Pozo, del Programa de Desarrollo Rural del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
Indicó que muchas comunidades campesinas han colocado en sus estatutos sanciones frente a la quema de pastizales por ser considerada una práctica de riesgo, y que si bien todavía se realiza en algunas zonas en temporada previa a la siembra, cada vez hay mayor compromiso entre las mujeres y hombres del campo por erradicarla.
Pozo llamó la atención sobre la insuficiente inversión pública en el desarrollo rural, por ejemplo para garantizar el agua para el riego de los cultivos y el consumo de los animales y de las familias, situación que en tiempos de seca –de escasez hídrica como la actual-, agrava el riesgo de los incendios forestales y su expansión, con todos los daños que generan.
“Las familias y mujeres del campo dependen de las actividades agropecuarias para su subsistencia, la pérdida de pastizales, cultivos y otros medios de vida afecta sus derechos a la seguridad y soberanía alimentaria, al agua, a la salud integral e incrementa las condiciones de los círculos de pobreza que, además, incrementa el riesgo de violencia de género”, refirió.
Agricultoras de cuatro comunidades de zonas altoandinas de Calca con las que trabaja el CMT Flora Tristán, también expresaron su preocupación frente al actual contexto. “Aquí no hemos tenido incendios, pero sí vemos las humaredas. Dependiendo de los vientos se alejan o se acercan y eso nos contamina bastante”, afirmó Carmen Ccolque, de la comunidad de Poques.
Agregó que la preocupación principal es la ausencia de lluvias y los fuertes vientos. “Se están llevando las nubes a otras partes y pura sequía tendremos”, dijo. Consideró que las autoridades deben priorizar iniciativas de forestación para contribuir a recuperar las fuentes hídricas y como prevención frente a los incendios.