16 de Octubre: Día Mundial de la Alimentación | Mujeres rurales, mujeres con derechos: ¡Agroecología con derechos para la soberanía alimentaria!
Las mujeres rurales producen gran parte de los alimentos que se consumen en las mesas familiares del país y con su práctica agroecológica garantizan que los productos sean saludables, sosteniendo una relación equilibrada con la naturaleza y cuidando las tierra, el agua y los bosques.
El Día Mundial de la Alimentación, instituido por Naciones Unidas y que se conmemora cada 16 de octubre, es una ocasión para reconocer el aporte de las mujeres de la agricultura familiar a la seguridad y soberanía alimentaria de nuestro país, y para demandar al Estado una atención prioritaria a su situación a fin de corregir las situaciones que vulneran sus derechos individuales y colectivos.
En esos términos se pronunció el Programa de Desarrollo Rural (PDR) del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, que viene promoviendo los derechos de las mujeres rurales en tres provincias de la Región Cusco (Calca, Quispicanchi, Paruro) a través de un proceso de desarrollo de capacidades para su empoderamiento económico y ciudadano con la finalidad de mejorar su posición de género en los ámbitos privado y público.
“Hemos constatado que con el acceso a los recursos productivos las mujeres son gestoras eficientes de sus unidades agroecológicas donde producen de forma sostenible variedad de hortalizas y plantas aromáticas que están mejorando su nutrición diaria y ampliando la oferta de alimentos saludables en sus comunidades”, sostuvo Katherine Pozo, integrante del PDR en Cusco.
Actualmente, 150 mujeres productoras en las tres provincias están gestionando sus invernaderos empleando técnicas agroecológicas que recuperan conocimientos y saberes ancestrales como la rotación de cultivos, la selección y conservación de semillas, la elaboración de abonos y de insecticidas naturales, entre otras, que han redundando en el incremento de la producción de sus hortalizas.
“Las mujeres son las que deciden el destino de la producción, priorizan el autoconsumo y los excedentes los intercambian o comercializan, a la vez que garantizan las semillas para su siguiente siembra con lo cual ejercen la soberanía alimentaria también”, sostuvo Pozo.
La agricultura familiar que provee de alimentos saludables a la población es una alternativa de producción sostenible frente a los modelos agroalimentarios a gran escala y que emplean insumos químicos, los que tienen efectos nocivos en la calidad y fertilidad de los suelos y semillas.
En una realidad de discriminación de género y patrones socioculturales machistas, agravada por un contexto de cambio climático, las mujeres rurales siguen siendo actoras de cambio para avanzar hacia una vida con igualdad de derechos, aportando en ese camino con sus prácticas y saberes al desarrollo rural.
“Toca al Estado, en lo nacional, regional y local, impulsar políticas públicas que desarrollen la agroecología con la participación de las mujeres, escuchándolas para que las iniciativas respondan a sus necesidades y se fortalezca la ruta de la seguridad y soberanía alimentaria”, remarcó la especialista.