El cambio climático golpea la salud de las mujeres rurales andinas
Con ocasión del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, llamamos la atención sobre el estado de salud integral de las mujeres agricultoras andinas, quienes están sufriendo en sus cuerpos y emociones las consecuencias del cambio climático.
“Ahora dormimos menos porque nos debemos levantar muy tempranito para regar y atender nuestros cultivos ya que si esperamos, después el sol quema de una forma insoportable”, es una frase que resume el sentir general entre productoras rurales de Calca, Cusco.
En su trabajo con mujeres agricultoras de Cusco, el Programa de Desarrollo Rural (PDR) del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, ha podido constatar los diversos impactos que el cambio climático tiene en la vida y bienestar de las mujeres.
“Hemos visto que su carga de trabajo se ha incrementado con repercusiones en su salud física y mental, están agobiadas y con mucha presión; la preocupación constante por asegurar la alimentación de sus familias y de sus animales mina su tranquilidad y les resta calidad de vida”, sostuvo Elena Villanueva.
Villanueva, socióloga del PDR, es responsable del proyecto “Trabajando para lograr la autonomía política, económica y el ejercicio ciudadano de las mujeres rurales andinas de Calca frente a la crisis alimentaria y climática”, que cuenta con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y de la institución Mugen Gainetik
La crisis climática golpea a todo el Perú, y en el caso de Cusco, está reduciendo las fuentes de agua y alterando el ciclo hidrológico, afectando de manera severa la actividad de la pequeña agricultura en la que se desempeñan las mujeres rurales.
“El menor acceso a los alimentos, la reducción de pastizales para sus animales y la falta de excedentes en su producción para la venta, son motivos de permanente angustia para ellas, que en un contexto machista y patriarcal que las subordina e invisibiliza sus necesidades, genera una situación de mayor gravedad que obstaculiza el ejercicio de su derecho al pleno bienestar y disfrute de una buena salud integral”, puntualizó Villanueva.
El derecho al autocuidado y a ser cuidada, como parte de su salud integral, es una dimensión poco reconocida en las comunidades y sociedades, donde las expectativas sobre el rol de las mujeres son de que esté al servicio de los demás.
“En ese panorama, los impactos del cambio climático incrementan los perjuicios a su salud pues por el trabajo que realizan y la enorme cantidad de horas que dedican al cumplimiento de sus triples jornadas de labor, están expuestas a altas y bajas temperaturas, a un mayor desgaste físico, a la reducción de su consumo de alimentos, y a la preocupación diaria frente a la inseguridad alimentaria y la escasez de agua”, afirmó Villanueva.
La especialista apeló a la acción urgente de autoridades locales y regionales para colocar como parte de su agenda prioritaria la reflexión sobre los vínculos entre cambio climático y salud de las mujeres agricultoras andinas, para avanzar en la formulación de medidas que respondan a la grave situación que enfrentan.
“Las organizaciones de mujeres rurales están representadas en Cusco a nivel distrital, provincial y regional, están por ejemplo la Asociación Provincial de Productoras Ecológicas de Quispicanchi (APPEQ) y la Asociación Provincial Micaela Bastidas, entre otras, quienes tendrían que ser convocadas para dar sus aportes a partir de sus propias experiencias”, añadió.