Huertos agroecológicos que contribuyen a la seguridad alimentaria
La vida en el campo es muy difícil, se entrecruzan problemas como la pobreza, la falta de presencia del Estado y las desigualdades de género que obstaculizan a las mujeres el ejercicio de sus derechos. En ese contexto destaca el esfuerzo de las lideresas productoras de la Escuela Agroecológica del Centro Flora Tristán por compartir sus saberes en su entorno.
“Como alumna de la Escuela he mejorado mi trabajo en la chacra, sé lo que es producir agroecológico y cómo nos beneficia en nuestra salud y economía, porque comemos hortalizas sanas y nutritivas, ahorramos dinero y sacamos un dinerito que nos ayudan en los diferentes gastos que tenemos”, afirma Luisa Cáceres de la comunidad de Urpay, en el distrito de Andahuaylillas (Quispicanchi).
Ella es parte de las 100 integrantes de la Escuela Agroecológica que participan en el proyecto “Productoras rurales andinas de Cusco empoderadas generan cambios en sus comunidades por la sostenibilidad ecológica y sus derechos frente a la emergencia climática y sanitaria”, que gestionan cada una unidades productivas de 100 metros cuadrados, cincuenta a campo abierto y cincuenta bajo fitotoldo.
El proyecto que se encuentra en seis distritos de la provincia de Quispicanchi y va del 2022 al 2023, es apoyado por la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo y la institución Mugen Gainetik y prevé la extensión de la práctica agroecológica en los entornos de las productoras a través del desarrollo de jornadas de réplicas.
“Yo tengo mis alumnas y alumnos, con ellos comparto lo que aprendo en los talleres y en la asistencia técnica que nos da la ingeniera en campo. Les enseño no solo a voltear la tierra para que sea fértil, a preparar abonos orgánicos o a almacigar, también les hablo de la igualdad de género, de que las mujeres y hombres tenemos los mismos derechos y que ambos debemos compartir el cuidado del hogar y la familia”, explica con satisfacción Luisa.
Es que todavía hay mucho machismo y las mujeres estamos despertando, agrega.
A media hora en auto de Urpay se encuentra la comunidad de Secsencalla, del distrito de Andahuaylillas, donde las productoras también realizan jornadas de réplica entre sus pares, mujeres y hombres.
María Antonieta Tito, de 32 años, es una de las alumnas de la productora Faustina Ocsa y se siente muy contenta de haber tenido la oportunidad de iniciarse en la práctica agroecológica.
“Antes trabajaba con fertilizantes químicos, pero con las enseñanzas de doña Faustina, que es capacitada por Flora Tristán, estoy aprendiendo la forma correcta de trabajar”, afirma mientras muestra los almácigos de varias hortalizas como apio y repollo morado.
Especial orgullo siente por las variedades de sus lechugas: seda, manti, orgánica y morada. “Ya hemos cosechado, a nuestra comida hemos puesto y también he llevado a vender al mercado de Andahuaylillas. También he sacado brócoli, culantro, nabo, zapallito italiano…pero últimamente por la falta de lluvias estamos con problemas”, expresa con preocupación.
Si bien Secsencalla está a orillas del río Vilcanota y tienen acceso al agua en forma permanente, la fuerte sequía que se ha presentado en el Perú por efecto del Fenómeno de la Niña ha impactado en el volumen de su siembra y cosecha, especialmente entre los meses de octubre y de diciembre.
Durante el 2022, el equipo técnico del proyecto del Programa de Desarrollo Rural del Centro Flora Tristán ha venido realizando la capacitación, asistencia técnica, seguimiento y monitoreo a la labor de las productoras y de las participantes en las jornadas de réplica, lográndose que 250 instalen en sus parcelas áreas para su producción agroecológica. “Yo digo que es mi huerto porque soy quien lo trabaja y lo cuida… lo valoro mucho porque es un gran apoyo para mi persona y mi familia”, subraya María Antonieta.