Lideresa de Choquepata asume la presidencia de la junta directiva de su comunidad
Guillermina Anaya, productora rural agroecológica de 57 años, es la nueva presidenta del Anexo de Patabamba, perteneciente a la comunidad campesinas de Choquepata en el distrito de Oropesa (Cusco). Su elección el pasado 15 de diciembre es un avance significativo en la participación de las mujeres en los espacios de decisión, tradicionalmente a cargo de los hombres.
Acompañan a Guillermina en este rol de liderazgo sus compañeras Flora Mamani Quispe y Nora Anaya Barreto, también productoras agrícolas, quienes ocupan los cargos de Secretaria y de Tesorera en la junta directiva electa.
Al centro, Guillermina Anaya, presidenta del anexo de Patabamba, acompañada a la derecha por Flora Mamani y a la izquierda por Nora Anaya, integrantes de su junta directiva.
Como se sabe, está vigente la Ley N° 30982 que establece una cuota no menor del 30% en la conformación de las juntas directivas de las comunidades campesinas.
Las tres lideresas de Patabamba son parte del proyecto Agriculturas andinas previenen la violencia de género e impulsan la soberanía alimentaria, que gestiona el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán con el apoyo de la institución Misión 21 para el periodo 2022 – 2023.
Este proyecto desarrolla las capacidades técnico productivas de las mujeres agricultoras desde los enfoques de género, derechos e interculturalidad, de tal forma que han logrado el manejo de técnicas agroecológicas que contribuyen al uso sostenible de la tierra y el agua, así como el reconocimiento de sus derechos como ciudadanas.
Este es un logro que entraña muchos desafíos en un contexto donde el machismo sigue marcando las relaciones de género en el territorio rural, obstaculizando el pleno desarrollo de las mujeres.
“Es muy duro para nosotras esta lucha por el reconocimiento a nuestros liderazgos, hemos sido elegidas como nueva junta directiva del anexo y hasta ahora vemos que algunos todavía se resisten”, afirmó Anaya.
Explicó que su lista obtuvo 61 votos y cuenta con la legitimidad para desarrollar sus funciones. “Sin embargo hay ese pensamiento de que las mujeres no estamos capacitadas para ser presidenta de la comunidad, pero iremos cambiando ese modo de pensar”, remarcó.
Transitar del silencio a la palabra y de la invisibilidad al liderazgo público, ha sido parte del camino de esta lideresa que tomó la decisión de asumir este gran desafío pese a las voces que buscaban desalentarla.
“Las capacitaciones que hemos recibido de Flora Tristán nos han permitido informarnos de nuestros derechos, de eso no sabíamos, no nos hablaban en la comunidad. Nos hace sentir más fuertes como mujeres para dar otros pasos más”, sostuvo.
Su horizonte presenta obstáculos, pero eso no la desanima y ahora tiene como meta fortalecer el trabajo de la junta directiva para poder responder a las demandas de la comunidad, en particular de las mujeres, porque son las que están en mayor desventaja.